En una Viena posterior a la Primera Guerra Mundial, entre la ficción y la realidad, gran parte de su población está desesperada por el desempleo, la inflación y la miseria. Los adalides y acólitos del antisemitismo han identificado a los culpables de esta situación, y «¡Fuera los judíos!» es la consigna que corean en sus actos de propaganda para atizar el resentimiento del pueblo. Después de ganar las elecciones con mayoría abrumadora conseguirán cambiar la Constitución para poder expulsarlos a todos.
La ley antijudía conlleva una sangría demográfica que ronda el millón de personas, pero al mismo tiempo genera un ambiente de euforia en la ciudad. Sin embargo, la resaca no tardará en llegar con todas sus consecuencias...
La ciudad sin judíos, publicada por primera vez en 1922 y con traducciones a varias lenguas en su época, es una sátira feroz del antisemitismo centroeuropeo que habría de verse superada por la realidad pocos años después, cuando las ciudades europeas fueron verdaderamente vaciadas de judíos y éstos acabaron siendo asesinados en los campos de exterminio nazis. A pesar de la contundencia de su argumento, está llena de personajes seductores (un joven y atrevido artista judío, un mesurado consejero áulico -en alemán Hofrat- que encarna lo mejor de la vieja Austria, un canciller lleno de dobleces...) y momentos hilarantes, pues el humor y la inteligencia son dos de las claves esenciales en la obra de este autor por descubrir: Hugo Bettauer, asesinado, precisamente, por escribir novelas como ésta.