Durante su muerte clínica, Federico Castell, prestigioso arquitecto, ve el abrazo de su hermano Fran y de su mujer, Jimena. A partir de entonces vive el infierno de la
duda y disecciona de manera febril los gestos más simples. Nada es lo que le pareció siempre. Mica es una enfermera que tiene un don especial: una fuerte vital
que se transmite a través de sus manos "mágicas".
Ni Federico ni Mica creen en el Más Allá, aunque los dos reciben señales de que no todo acaba con la muerte. Y ambos han vivido en el pasado un episodio amoroso
que sigue influyendo en su presente.