En este bulevar por el que transitamos, todo cuanto existe está a la vista.
Sin embargo, para estos personajes se ha convertido en una imagen. Solo una imagen. Quien posee algo: una casa, un perro, un automóvil, no puede o no sabe emplearlos. Quien cree tener esposo, padre, hermano o hija no los encuentra. Un recuerdo de boda ya no recuerda nada y nuestra lista de deseos se vuelve una serpiente?
Cuando creíamos que acabando los misterios alcanzaríamos la liberación, nuestro triunfo de lo visible, ¿no se nos queda en la superficie, sin dentro ni detrás, sin espesor, la repetición desencarnada de un acontecimiento que no llega.
Hubo un tiempo en que decíamos: el fin no justifica los medios; luego fuimos aceptando que vale todo para lograr nuestros fines. Hoy nos sobran medios, y hemos de preguntarnos para qué.