Bernie, un don nadie vendedor de coches, estuvo en la cárcel y en un reformatorio, pero encontró a Carrie y Carrie le ofreció lo que más ansiaba: un lugar donde permanecer.
Por eso le resultó tan frustrante ir de Chicago, su casa, a Nueva York, enviado por su esposa para buscar al célebre violador en serie Cabot Wright, recién devuelto a la libertad. Cabot, según ella, le proporcionará un material de primera para escribir la Gran Novela Americana.
A partir de ahí Bernie se verá envuelto en una serie desternillante de peripecias y situaciones absurdas en compañía del violador, de un ambicioso editor y de Zoe Bickle, la mujer de su vecino de Chicago que, al encontrarse casualmente en Nueva York, decide por compasión echarle una mano con la redacción de su arriesgada obra maestra.
La apreciación de la sátira y de la crítica implacable al pacatismo yanqui, las carcajadas, la conmoción, la delicia de la lectura, y su exquisito desenlace de este libro corresponden por derecho propio al lector.
Los críticos coinciden en señalar que James Purdy es un escritor maldito, algo que me parece más bien injusto, pues se puede tomar por una forma abierta o soterrada de desprecio. ¿Saben lo que les digo? Ja. Purdy es un secreto muy bien guardado, cuyo destino consiste en ser descubierto una y otra vez cada generación.
Antonio Bordón