Elisa Montes, una locutora de radio acuciada por la culpa de no haber creído las amenazas de una parricida. Alonso Marquina, un inspector de policía arrasado por el suicidio de su mujer y el desprecio de su hija. Marcos Galván, un joven mensajero, desencantado y débil, lector insomne de la Biblia. Las vidas de los tres se verán entrelazadas por el destino y la voluntad justiciera de un perturbado. Por encima de ellos, una serie de asesinatos en cadena que amenazan a su ciudad, cometidos por Denis, que se permite el lujo de anunciarlos la noche antes en “La sonrisa de la luna”, el programa de Elisa. Detrás de cada muerte no hay relación aparente, salvo el delirio de quien se cree elegido por la divinidad para condenar los pecados de los demás. Con cada crimen, con cada conversación radiofónica, van aflorando los fantasmas que cada una de estas tres personas tiene guardados en el armario de su existencia. Sólo la tenacidad de los tres conduce a un final angustioso, al que únicamente se puede llegar después de que cada uno haya desnudado su alma ante los lectores