Todo hombre tiene, como mínimo, tres vidas: la pública, casi siempre superficial, que muchos conocen o pueden conocer sin necesidad de que su protagonista la cuente; la privada, hecha de episodios fútiles –estudios, familia, amigos, amores, rupturas, salud, trabajo, dinero, mudanzas, anécdotas, diversiones, alegrías, contrariedades, decesos; y la secreta, que es la única que de verdad importa, define y revela a quien la narra, y puede, por ello, sorprender al lector, despertar su curiosidad, cautivar su atención y convertirse en algo más que simple literatura –buena, regular o mala– de tente mientras lee. Estas memorias se sumergen así en esta esfera secreta de uno de los escritores más importantes y polémicos de este país.