El diario de Alfonso de Borbón y Austria-Este, hermano del pretendiente carlista, narra su viaje a Constantinopla, Suez, Egipto y Palestina en la primavera de 1868 junto a su tío Francisco V, duque de Módena, y un grupo selecto de acompañantes. Con la candidez y curiosidad de sus dieciocho años, Alfonso relata sus experiencias y visiones que, por un lado, puede enmarcarse en el grand tour de los turistas aristócratas de los siglos XVIII y XIX y, por otro, se concibe como un viaje religioso iniciático para preparar su ingreso en el cuerpo de zuavos pontificios del papa Pío IX. El viaje es un magnífico testimonio tanto del fin de los regímenes absolutistas europeos, como de la decadencia del Imperio Otomano.