Tres años han pasado desde que la enviudada Royina Ista diera con el modo de liberarse de la maldición que la mantenía prisionera en el castillo familiar de Valenda. Mas su nueva libertad es costosa, llena de recuerdos agridulces, arrepentimiento y secretos culpables, pues conoce la verdad sobre lo que llevó a su tierra al borde de la destrucción.
Pero otras cosas se han liberado de sus grilletes, cosas que van más allá de la definición de letal. Al norte se encuentra la fortaleza fronteriza de Porifors; allí también moran los recuerdos de guerras, de invasiones, del poderoso general Jokona. Y alguien, algo, vigila desde esa frontera: humanos, demonios, dioses.