Tercer CD de la Ronda de Boltaña. Lo que parecia un éxito pasajero se ha convertido (no sin efuerzo) en un grupo imprescindible.
... Bueno. Nos ha costado algo más de lo previsto (será la edad, que no perdona, que rondamos más despacio, o que la mayoría vivís tan lejos...), pero aquí nos tenéis otra vez. Seis años después, eso sí (¡seis ya!) de aquel país que anochecía. Seis años de anochecidas y amaneceres, seis de anocheceres y amanecidas, para llegar otra vez ante vuestra puerta y confirmar lo evidente: ¡Salud, país... ha vuelto el día!
... Pero es que, ¿sabéis?, os hemos de confesar que a veces (¡tantas veces!) dudamos que llegara... Al menos este día.
¡Y aquí está!. Aquí estamos de nuevo, dispuestos a armar jaleo y compartir (como en cada reencuentro) la fiesta y los recuerdos, la albahaca otra vez verde y el porrón que nunca sabremos vaciar, las risas y alguna glarimeta. (En esta ocasión, muchas más risas que lágrimas).
Aquí nos seguís teniendo, y Teruel tiene la culpa.
Esta vez, Diego Marcilla llegó a tiempo. Una mañana de Noviembre nos salió al paso por las altas tierras del Sobrepuerto, el hogar de Pedrón, y escuchamos su galope enamorado como un lejano rumor de tambores, como una canción. Aquella que sin duda nos faltaba. La que no podíamos dejar de cantar. (Estaba cantado... ¡Nos faltaba cantarle a Teruel!).
Y por cantarle a Teruel "el amor tardío de esta Ronda ya otoñal" estamos aquí otra vez, ante vuestras puertas, cantando. Aquella canción, que fue la primera, y otras que fueron llegando después (algunas al galope también, pero otras al paso).
A la grupa de su caballo, Diego nos trajo un disco, el que ya no pensábamos hacer. Éste.
Gracias, Teruel... Gracias, Pedrón, que camino de Ainielle nos lo soplaste al oído.
¡Salud, país!...
y ahora, sí. (Es el día de decirlo ¡y con el papo bien hinchado!):