Quinto CD de la Ronda de Boltaña. ¡Éxito asegurado!
Con la serenidad que no da un otoño, sino muchos; pero a la vez, con la pasión aún no perdida de tantas y tan lejanas primaveras. Entre el amarillo desgarrador de las aliagas, la punzante embriaguez amarilla de las laderas de abrizón, y el oro tibio de las orquídeas escondidas. De los copos de un Diciembre, a las hojas secas de otro. De Boltaña, por la Brecha, hasta el Bearn; y de vuelta en Gavarnie, hacia Mediano y Ainielle.
Aquí, de nuevo, estamos.
Con un rastro de ceniza, un homenaje -una espiga dispuesta para el pan- y un acorde entre los dedos. Enfrente de un tiovivo y de una torre en el agua, persiguiendo nubes, miguicas de pan blanco, pan de rana, rostros que pasan, renacuajos y recuerdos. Con el arcón de las novias y el romancero abiertos, para buscar un pañuelito bordado, otro empapado de lágrimas, y un pedacito de sábana que vale más que mil banderas. Desde esta tierra sin mar hacia aquella luz del tozal y luego el azul del cielo.
De vuelta a casa, como siempre. Pero, ahora sí, Jánovas, de camino.
Con tanta, tanta vida ya vivida o por vivir. Tanto y tanto Pirineo.
Y así estamos otra vez -canciones verdes y hojas amarillas-, con un puñado de tanto y nada entre las manos. Con la serena pasión que el tiempo deja.
Canciones y hojas secas, ¡a volar!
Es otoño, ¿no? ¡Pues ya es el tiempo!
Y así estamos otra vez -canciones verdes y hojas amarillas-, con un puñado de tanto y nada entre las manos. Con la serena pasión que el tiempo deja.
Canciones y hojas secas, ¡a volar!
Es otoño, ¿no? ¡Pues ya es el tiempo!