Hay obras de arte que tienen la virtud de suscitar nuestra curiosidad, excitar nuestra imaginación y hacernos perseguir un significado oculto. Son pinturas que poseen un halo de misterio, a veces aterrador y cruel, pero igualmente atractivo e irresistible, no apto para espectadores ingenuos o superficiales, sino para observadores de emociones intensas que se preguntan sobre el más alá de las cosas.