¿Quién no ha experimentado, delante de un cuadro, esa sensación de estar limitado, a falta de las claves para descifrarlo? Sentimos emociones, pero parece que el significado de la obra se nos escapa.
Dando decididamente la espalda a la enseñanza tradicional de la historia del arte, Françoise Barbe-Gall toma como punto de partida las impresiones que sentimos frente al lienzo y nos sumerge en una exploración apasionante. ¿Qué relación mantiene el cuadro con la realidad? ¿El artista ha idealizado la naturaleza? ¿La ha deformado? ¿Ha querido el pintor impactar al espectador? ¿Aportarle una visión reconfortante? Gracias a la claridad de la exposición y a un razonamiento en apariencia sencillo –que esconde, en realidad, un sutil análisis–, todo se vuelve luminoso y accesible: la obra se ofrece progresivamente como una evidencia.
Al breve ensayo dedicado a cada pintura, antigua o contemporánea, se añaden «referencias» que aclaran, en pocas líneas, aspectos fundamentales sobre el pintor y su época, así como otras coordenadas de interés. Profusamente ilustrada, la obra es también un magnífico libro de arte.