Alguien vuelve del trabajo, hacia casa. En dirección contraria, camina el resto de gente. Parece que huyen. En el cielo, se oyen murmullos de aviones. Por las calles, se ven soldados. Pero hay alguien que sigue, como si la cosa no fuese con él. No mira hacia atrás ni se hace preguntas. Hasta que en casa le esperaran todas las respuestas.
Una alegoría sobre la fragilidad de la libertad y la vulnerabilidad de la democracia, con un despliegue gráfico lleno de simbolismo, que culmina en un final impresionante.