Tras las grandes fachadas de la Gran Vía se oculta uno de los barrios más castizos y, al mismo tiempo, más modernos de Madrid, Chueca. Lo señorial y lo popular se mezclan en este entramado de calles que los turistas han convertido en un fenómeno internacional del que se habla en Londres, París, Berlín... En ese laberinto urbanístico donde la fiesta del orgullo gay se codea con las tiendas más tradicionales, imperan el respeto y la libertad, lo que supone un ejemplo de convivencia y tolerancia. El ilustrador Miguel Navia recorre con su mirada de tinta china la evolución de este viejo territorio, dibujando los escenarios y a los figurantes de lo que el escritor Óscar Esquivias define en el prólogo como "esa gran película atolondrada, castiza y moderna que se titula Chueca".