La modesta función que espera cumplir este libro es la de ser una introducción en el sentido más preciso de la palabra: la de conducir al lector hacia la poesía de Bergamín en general, sirviéndole de acceso a las inquietudes centrales que se manifiestan en ella.
El lector que conozca bien la obra de Bergamín sabrá que cada libro suyo no es sólo un laberinto independiente. Tampoco es simplemente un trozo de una estructura más grande. Cada libro es, ante todo, diría yo, una versión en miniatura de ese laberíntico artefacto total que constituye la expresión completa del pensamiento del escritor. En este sentido puede afirmarse que Bergamín, como otros escritores de muchos quilates, está totalmente presente en casi cada línea que escribe. Por consiguiente, la iluminación de la parte supone también, la iluminación del todo.
Me daré por satisfecho si al guiar al lector por entre los poemas de su primer volumen de poesía puedo arrojar un poco de luz sobre los conflictos y las obsesiones centrales alrededor de los cuales gira y cuaja su obra en su totalidad.