Muchos son los problemas de Derechos Humanos cuya solución jurídica es compleja, pero uno de los más difíciles es el de la libertad de expresión y crítica, cuyo ejercicio debe en muchos casos ser preservado de la tipicidad penal o amparado por la causa de justificación genérica de legítimo ejercicio de un derecho consagrado constitucional e internacionalmente. De todas formas, lo que ofrece las mayores dificultades es siempre la ponderación de valores que debe llevarse a cabo para establecer límites de punibilidad. Cuando ante una manifestación enojosa nos preguntamos si no estaremos violando un derecho de crítica o denuncia o si las generaciones futuras no nos tildarán de mojigatos, es inevitable que nos surja otro interrogante: ¿No estaremos habilitando a un malvado, a un psicópata o a un simple sicario de la mentira que sólo busca sembrar odio o dañar gratuitamente a instituciones y personas? En este libro se hallan algunas buenas respuestas o, al menos, sanos caminos para hallarlas. E. Raúl Zaffaroni Juez de la Corte Americana de Derechos Humanos