En el cuento de "Sin púas no hay erizo" se narra la historia de un tierno erizo del que se burlan por su aspecto físico (sus púas). Con la ayuda de los sabios consejos de un castaño, cuyos frutos se asemejan a Púas, el pequeño erizo comprende que la aceptación comienza por uno mismo. Poco a poco comienza a cambiar la mirada, sus púas que antes veía como un problema, ahora las ve como una oportunidad para alinearse con sus dones y seguir aquello que hace latir su corazón. Sólo cuando cambia su mundo interior y empieza a quererse, consigue transformar su mundo exterior. Es una conmovedora historia que invita a la reflexión y que nos recuerda el valor de la diferencia. Nacemos siendo únicos y a veces, por el camino acabamos perdiendo nuestra autenticidad y convirtiéndonos en copias, en busca de aceptación.