El día en que Felipe, a sus siete años, se fue con Carolina a Saturno, habían comido brócoli, sin mayonesa. Aunque esa no fue la razón para irse a Saturno. La verdadera razón era que Carol estaba harta de sus padres y decidió irse lo más lejos que se le ocurrió. Y claro, por su hermana mayor, Felipe habría ido a cualquier sitio, a pesar de que Saturno le parecía un poco lejos. De todas formas, no se imaginaba que una lavadora vieja pudiera convertirse en un cohete auténtico, ni que los condujera a la más increíble aventura.