A los chicos del Campamento de Espías les falta prácticar lo aprendido. Por suerte, el director, don Evaristo, tiene contactos en la Policía y consigue que cada semana un grupo de alumnos trabaje en comisaría. Cuando les toca el turno a los Araña, con Jaime a la cabeza, estos no imaginan hasta qué punto van a poner en práctica sus lecciones.