Ser caballero en los siglos X al XV significaba una distinción muy alta: implicaba pertenecer a una familia noble y ser un excelente guerrero a caballo. Además de valor, coraje y valentía, debía tener lealtad a su señor y un profundo sentido del honor y la justicia. Si el caballero poseía una gran fortuna, mostraba su poder construyéndose un castillo. En este libro, conocerás mejor a los caballeros de la Edad Media o los torneos en los que muchos competían, y aprenderás cómo era un castillo por dentro y por qué surgieron.