Helena es un niña con mucha imaginación y, como les sucede a todos los niños, las situaciones cotidianas de su vida están teñidas por su fantasía: sus juguetes pueden cobrar vida en cualquier momento, los objetos cotidianos, como un plato o un taza pueden ser escenarios de su imaginación y sus deseos.
Por ello, no puede entender que los adultos que viven con ella, no vean las cosas como ella se las imagina.