Publicado en 1960 y ambientado en Brooklyn, el barrio natal
de Sendak, la protagonista de este clásico es Rosie, una niña
con una desbordante imaginación que llegó a existir de verdad
y en la que el autor se inspiró -tras una larga observación
de su comportamiento- para crear esta simpática obra
sobre el juego infantil, el poder de la imaginación
y la transformación de la realidad como vía de evasión
y diversión individual y colectiva.
Jugar a ser cantante, bailarina, bombero, vaquero,
crear personajes imaginarios o convertirse en un ruidoso petardo, son algunas de las divertidas historias que suceden en este libro, en el que Sendak también plasma las múltiples emociones
que experimentan los personajes: alegría, tristeza, soledad,
enojo, contrariedad, júbilo...