Hace varios miles de años, unas tribus nómadas conducían sus rebaños, a través de llanuras desérticas, hasta los confines de los imperios de Sumeria, Akkad, Fenicia o Egipto. Ese pueblo, que creía en un Dios único, era el pueblo hebreo. Sus cuentos proceden de la tradición bíblica: en ellos encontramos a Abraham y a Sara, a Moisés o al futuro rey David...
Estos relatos de combates, de exilio o de magia narran la historia de los hebreos de tiempos remotos. Un niño en el vientre de su madre es quien los cuenta; tiene una luz sobre la cabeza que le permite ver el principio y el fin del mundo. Posee todo el conocimiento, sabe lo que ocurre, lo que ha ocurrido y lo que ocurrirá. Pero al nacer, un ángel le pone un dedo en la boca y el recién nacido olvida todo ese saber absoluto. Solo le queda la huella que le imprime el dedo del ángel sobre el labio...