Mi primera relación con el mundo del libro, fue como vendedor de biblias a domicilio. Yo no he conocido más ateos en mi vida.
No diré que todos me dieron con la puerta en las narices, porque muchos ni siquiera la abrieron.
Recuerdo a una señora que me abrió la puerta con rulos y una bata acolchada de esas anti violación, que me dijo que era muy gordo. Supongo que se refería al libro porque yo por aquel entonces era como el bacalao, seco y muy salao.
En una ocasión estuve a punto de vender uno a un tipo que me abrió la puerta en pijama y me invitó a pasar. Ahí fue donde escuché la palabra de Dios por primera vez, no diré que fue un milagro, de lo que estoy seguro es que me libré de milagro.
Años más tarde, volví a ir puerta por puerta de las editoriales, manuscrito bajo el brazo, hasta que estos señores vieron que esto sería un Best Sellers. Como sabéis, hijo de Peter Sellers.
Que lo disfrutéis.