Susana Haug, considerada en su país, Cuba, un caso raro de precocidad y talento literario, nos muestra en estas historias su propio camino en una búsqueda ontológica que hurga y cuestiona los defectos, las miserias humanas, los miedos. A través de sus personajes imperfectos, y por ello aun más vivos, nos ofrece, desde su madurez naradora, una prueba más de que la literatura es uno de los senderos que el hombre debe transitar, salvándose, purificándose, humanizándose bajo la magia de las palabras.