En el Antiguo Régimen muchos linajes se vincularon de forma significativa con lo sagrado. En el caso que nos ocupa, los miembros de la estirpe de los Cortés, señores de Torresecas, controlaron buena parte del simbólico espacio de culto de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Huesca. Esto ocurrió por las oportunidades que brindó la fábrica del nuevo templo en el siglo XVII, ya que diversos sectores sociales oscenses tuvieron la posibilidad de acceder al ejercicio de los nuevos cargos, la construcción de capillas, la creación de beneficios, la fundación de capellanías… Este proceso de cambio en la parroquia laurentina se vio reforzado por una serie de acontecimientos de religiosidad contrarreformista en torno a las figuras de los santos Lorenzo y Orencio.