Este libro analiza el recorrido historiográfico que ha convertido a Tartessos en un problema histórico y aporta todas las nuevas claves que nos ayudarán a desvelar lo que hasta ahora podemos saber sobre este momento primigenio de la cultura occidental. Hasta el presente, los estudios que han abordado el problema de Tartessos habían partido del supuesto de que los textos antiguos hacían referencia a una sociedad indígena cuyo momento de auge coincidía con el impacto de la presencia fenicia y helena en el suroeste de la Península Ibérica. Desde este presupuesto teórico, tanto las fuentes griegas y latinas como el registro arqueológico mostraban una serie de incoherencias que quedaron de manifiesto a partir de las nuevas excavaciones en el yacimiento del Carambolo Alto y la reinterpretación de éste como el santuario de la colonia fenicia de Spal, fundada en torno al siglo X-IX a.C.
A partir de la revisión de los autores grecolatinos y de los nuevos datos aportados por la arqueología podemos plantear que la génesis de Tartessos se encuentra en la colonización fenicia y en su evolución y expansión durante al menos tres siglos. La cultura material de estas gentes se caracterizaba por su impronta orientalizante, fruto de la evolución in situ de la tecnología, arquitectura, arte, etc. de las colonias establecidas en esta zona por los fenicios. El ocaso de lo que tradicionalmente hemos conocido como Tartessos, fechado generalmente en torno a mediados del siglo VI a. C., coincide a su vez con el fin del modelo colonial fenicio instaurado en la península, que pervivirá solamente en la ciudad de Gadir.