En el siglo XIII, en plena Edad Media, Alfonso X el Sabio, haciéndose eco de la Alabanza a España de san Isidoro de Sevilla, dejaba escrito: ?De entre todas las tierras del mundo, es España llena y abundante de bienes más que ninguna otra. ¡Ay España! No hay lengua ni ingenio que pueda contar tu bien?? Era ya en aquel momento de la España medieval del rey sabio, un elogio de larga memoria que hundía sus raíces en el reino visigodo de Toledo. En los tiempos del Regnum Hispaniae de los godos. Muchos siglos después, con el desgarro ya de la nación enfrentada y herida, cansada y perdida, el poeta Miguel Hernández cantaba en versos llenos de fuerza a la Madre España. Y decía: ?Familia de esta tierra que nos funde en la luz, los más oscuros muertos pugnan por levantarse, fundirse con nosotros y salvar la primera madre. España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos de dolor y de piedra profunda para darme: no me separarán de tus altas entrañas, madre?? Uno y otro, Alfonso X y Miguel Hernández, a pesar de la distancia y contexto que los separa, movidos sin embargo por un mismo amor? Amor a España. Uno celebr