Bernardo de Bolea, vicecanciller de la Corona de Aragón, hombre de confianza de los Austrias para los asuntos de Italia, emprende una aventura erudita en busca de documentos para construir «un pasado apropiado» que sustente sus ambiciones en la corte y soporte el futuro para sus descendientes, entre los que destacará el conde de Aranda. En la reconstrucción de los archivos de su familia surgen los Anzano, un linaje que se convierte en un auténtico modelo de las dificultades padecidas por el estrato nobiliario formado por los caballeros de residencia urbana y pocos medios, que tuvieron que desarrollar titánicos esfuerzos para mantener su posición social al final de la Edad Media. Este libro explica las estrategias de los Anzano y los linajes próximos a ellos en el Alto Aragón en los siglos XIV-XVI para garantizar su supervivencia a partir de su cultura de clase, sus declinantes patrimonios, la importancia fundamental de las mujeres y el esfuerzo por preservar su memoria genealógica y simbólica, entre otros aspectos.