Un estudio fascinante sobre la aportación de mujeres y hombres corrientes en la transición democrática española de la década de 1970. La autora argumenta que las personas que formaron parte de asociaciones familiares, de vecinos y de amas de casa experimentaron con nuevas prácticas de participación cívica que constituyeron, en realidad, los pilares de la futura ciudadanía democrática. Años antes de que la Constitución de 1978 otorgara a los españoles el estatus legal de ciudadanos democráticos, las personas que se habían movido en el entorno asociativo habían estado participando en un proceso activo de reconstitución de sus derechos cívicos, incluso bajo una dictadura que negaba formalmente ese estatus democrático. Es decir, la «construcción» de una ciudadanía democrática en España no fue solo un producto de la Transición impuesto desde arriba, sino que fue un complejo proceso de activismo de base y cambios legales que culminó en diciembre de 1978 con la promulgación de la Constitución.