El libro "Pinos y penas", de Carlos Tarazona, profundiza sobre las consecuencias de la reforestación del siglo XX en la provincia altoaragonesa
Entre 1941 y 1971, el organismo Patrimonio Forestal del Estado compró en la provincia de Huesca, sobre todo en el territorio prepirenaico, más de un centenar de montes que incluyeron hasta 94 pueblos y pardinas que quedaron deshabitados. Se repoblaron unas 120.000 hectáreas, quedando la provincia de Huesca en segundo lugar a nivel nacional entre las más afectadas por estos trabajos.
El motivo: compensar los efectos negativos de los avanzados procesos erosivos que se ubicaban en las cabeceras de los ríos y que a su vez provocaban la colmatación de los embalses oscenses de Barasona, La Peña o Arguis. Las condiciones en las que se desarrolló aquella política forestal quedaron en gran medida empañadas por la sombra del régimen dictatorial instaurado en España por aquellas fechas.
Cómo se desarrolló esta reforestación y las consecuencias derivadas de la misma en la provincia de Huesca, fundamentalmente la despoblación de una parte del territorio, es lo que ha llevado a Carlos Tarazona, investigador forestal y natural de Oliván (Alto Gállego) a publicar el libro ‘Pinos y penas', que en la última entrega de los Premios Félix de Azara de la Diputación Provincial de Huesca obtuvo una de las ayudas a la edición (la otra ayuda fue para la edición del libro ‘Volver a Búbal', de Javier Cortés, presentado recientemente).
El libro refleja los resultados de una investigación sobre la política forestal en la provincia de Huesca
A través de casi 1.000 páginas, el libro refleja los resultados de una investigación sobre la política forestal aplicada por el Patrimonio del Estado en la provincia de Huesca, narrando el proceso de compra del centenar de pueblos o pardinas, como sus vecinos tuvieron que irse tras vender sus propiedades, o en el menor de los casos, tras ser expropiados, y cómo estos lugares sirvieron de albergue a algunos de los trabajadores que reforestaban los montes, un trabajo duro, en muchas ocasiones realizado por vecinos de pueblos del territorio para obtener unos ingresos extras, por la labor de cavar hoyo tras hoyo y plantar miles de pinos, además de otras especies de árboles. "Una vez plantado el pino, el capataz hacía la prueba final: tiraba del árbol, y si lo arrancaba, multaban al trabajador", explica Carlos Tarazona sobre el título del libro.
El libro incluye además un DVD con el audiovisual que el propio Carlos Tarazona realizó en 2006 acerca de la repoblación forestal llevada a cabo en la provincia de Huesca. "La política forestal es causa de la situación de despoblación en la provincia de Huesca, pero no hay que olvidar que en esos años existía una coyuntura social, económica y política que contribuyó a ello también", explica Tarazona.
Fuente: Diputación Provincial de Huesca