Templos majestuosos, pirámides, dioses cuya sola imagen causa admiración, eso es Egipto pero, ¿cómo empezó todo? En un tiempo inmemorial, anterior a la expansión de la cultura griega por el Mediterráneo y a que los romanos crearan un imperio jamás visto, en las Dos Tierras surgió una civilización que ha fascinado a la humanidad. La tierra del Nilo cuenta con más de cinco milenios de Historia, durante la mayor parte de los cuales el poder estuvo en manos de los faraones. No obstante, el relato sobre sus orígenes y su recuerdo quedaron sepultados bajo las arenas del desierto. Antes de la construcción de la necrópolis de Guiza, antes de que los egipcios comenzaran a esculpir la piedra, antes, incluso, de aquellos primeros faraones, existió una época en la que se erigieron ciudades como Hierakómpolis, Abidos o Naqada, en la que los combates eran constantes, una época en la que vivió un soberano que ha despertado la imaginación de muchos: el rey Escorpión. Aún hoy, la suma de los descubrimientos arqueológicos y los escasos datos que aportan las fuentes clásicas apenas han permitido desentrañar sus misterios. No sabemos con certeza donde nació o murió, el lugar en el que fue enterrado, cuáles fueron las hazañas que protagonizó ni cómo llegó al trono. Ni siquiera si existió más de un rey que quiso asociarse con tan peligroso arácnido, aunque su verdadero nombre fue Horus Escorpión. En esta obra trataremos, sobre todo, de esta figura que vive entre el mito y la realidad. Un hombre que pudo haber gobernado las Dos Tierras como el primer soberano del Alto y Bajo Egipto.