En plena Transición española, la autora era una joven periodista de ideas comunistas que accedía a su primer trabajo en un periódico. Muerto Franco, su sensación de asfixia por un trabajo diario monótono y la perspectiva de que la revolución ya no llegaría a España, le impelen a pedir una excedencia y marcharse a recorrer el mundo. Un viaje que duró varios años.
El libro, escrito en un tono atractivo como memorias erráticas o peripecia personal, permite al lector vivir en primera persona esa sensación tan común -pero por otra parte, tan poco habitual- de "dejarlo todo para encontrarse con uno mismo".