El 13 de febrero de 1945, tras 50 días de encarnizados combates, Budapest caía en manos soviéticas.
La conquista de la capital húngara supuso un duro revés para Hitler, pues ello conllevaba también la pérdida de los últimos recursos petrolíferos en poder del Reich, vitales para el esfuerzo de guerra alemán. Es por ello que Hitler planeó la última gran ofensiva alemana en el Este, y a la postre la última de la Segunda Guerra Mundial: la Operación Despertar de Primavera.
Su objetivo era la recuperación de las zonas petrolíferas húngaras y la destrucción de las fuerzas soviéticas en este sector del frente. Para su consecución se destinaron los últimos recursos bélicos del Reich y lo más granado de las formaciones de la Waffen SS. Como lo fue las Ardenas en el Oeste, Despertar de Primavera sería el canto de cisne de las Waffen SS en el Este.