Sir John Keegan abril de 2008:
«Admiro mucho este libro y lo considero una pieza muy original y valiosa de la historia militar. Esto debería transformar nuestra idea de la Segunda Guerra Mundial, la mía ya lo está. Cualquier lectura sobre Kursk y el Bocage en Normandía tendrá que tener en cuenta esta descripción de la realidad. Le felicito muy calurosamente por un libro maravilloso y original, basada en la investigación más detallada».
Tank Men es una perspectiva prácticamente a vista de torreta de lo que era luchar con los tanques desde su repentina aparición en 1916 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Británicos, alemanes, rusos, franceses, tripulantes de los tanques americanos e italianos describen las consecuencias emocionales y físicas que se deriva de la carrera armamentística con la aparición de esta nueva arma tecnológica.
El libro describe lo que es estar dentro de un carro de combate, una caja de metal cerrada, de la que poco se puede ver para aclarar una claustrofobia omnipresente y reforzada por el temor de acabar quemado. Los sentidos humanos están limitados por la visión restringida, el olor del combustible y el aceite, ensordecidos por el ruido del motor y las orugas, el sabor en la boca de residuos ásperos de polvo y gases de escape. Dentro de tanque y protegidos de los disparos del exterior se estaba expuesto a multitud de peligros como las partes calientes del motor, trozos de esquirlas o partes móviles. Los diseñadores de los primeros ingenios blindados estaban obsesionados con la protección, con el blindaje e incluso por la potencia de fuego y la movilidad, y esto fue claramente en detrimento de la comodidad de las tripulaciones y las necesidades humanas.
Desde que aparecieron los primeros «tanks» en la Gran Guerra hasta su máximo desarrollo y uso en la Segunda Guerra Mundial, el autor nos cuenta en base a multitud de entrevistas con veteranos de los principales ejércitos que emplearon fuerzas acorazadas a gran escala lo que era un día normal de combate en un tanque. Experiencias de campañas como las de Polonia, Francia, Rusia, El Norte de África, Kursk o el Bocage en Normandía y de veteranos míticos como Stuart Hills, Otto Carius, Hans von Luck y tantos otros que están recogidos en la obra.
Esta es una historia humana que describe el vínculo emocional que se producía entre miembros de una tripulación, que explica de dónde fueron reclutados y por qué eligieron luchar en los tanques. Un sin número de pequeñas historias contadas desde una perspectiva multinacional, que describen las experiencias de los protagonistas que lucharon en la guerra. El miedo a terminar quedamos estaba siempre presente, había sólo de cinco a ocho segundos disponibles para huir de un habitáculo en llamas causado por los restos de un proyectil entrante, antes de que el oxígeno fuese absorbido por las llamas o se produjera una explosión.
En la Primera Guerra Mundial la experiencia revela que la resistencia de la tripulación durante la lucha estaba limitada fundamentalmente por el humo, el calor, la artillería enemiga y los múltiples golpes del movimiento sin suspensión. En la Segunda Guerra Mundial los alemanes fueron los primeros en dominar la interfaz hombre-máquina, basando la construcción de sus panzer en una mecánica y técnica excelente, y muy eficaz. Los aliados,en cambio priorizaron la producción en masa sobre la excelencia técnica lo cual implicó, para sus tripulaciones, pagar un alto precio en vidas.
Apoyándose Robert Kershaw en experiencias y en fuentes primarias como son los testimonios personales, al leer su obra nos veremos sumergidos en batallas cruciales de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial desde dentro de los tanques, viviremos la historia brutal de las tripulaciones de estas máquinas en campaña.