No importa nuncanada el tiempo transcurrido.
¡Ay, mi Madrid!
Que te llevó mi corazón como un latido.
¡Ay, mi Madrid!
Al encontrar como una flortu amor de nuevo,vuelvo a vivir.
Madrid del almaya estoy aquícon mi canción frente a ti.
Este número musical, perteneciente a la revista El último tranvía (1987), nos da cumplida cuenta del amor que tanto libretistas como intérpretes y compositores han tenido siempre por Madrid.
La capital de España fue testigo del nacimiento de un género teatral, supragénero, para ser más exactos, que reflejó a la perfección el acontecer diario de un pueblo, de su cultura, de sus tipos, en definitiva, de su propia idiosincrasia, configurándolo y dándole forma hasta llegar a dotarlo de las características peculiares que lo hicieron célebre y lo encumbraron al Olimpo de las plateas españolas.
El presente trabajo se configura como un más que merecido homenaje a aquellos títulos, coliseos, melodías, intérpretes, libretistas y compositores que dotaron a la revista del carácter achulado, popular y sainetesco, pero frívolo, cercano y pícaro a la vez que tanto amó el pueblo de Madrid.
Es la historia de Chueca y La Gran Vía en el Teatro Felipe; de Julia Fons y La corte de Faraón en el Eslava; de Celia Gámez y Las Leandras en el Martín; de Addy Ventura y las revistas del Calderón; de Lina Morgan y sus éxitos en La Latina; de Esperanza Roy y Por la calle de Alcalá en el Alcázar? es la historia de un Madrid frívolo y de los teatros que lo albergaron?