La pregunta por la naturaleza de la historia parece albergar en su interior dos preguntas complementarias: ¿de qué está hecha la historia? Y ¿cómo conocerla? El variable protagonismo de una u otra, o su difícil equilibrio, definen en cierto modo la deriva de esta disciplina habitualmente denominada filosofía de la historia. Mientras en algunas épocas la aspiración de fundar una ciencia específica ha dominado el discurso metahistórico, en otras la reflexión se ha dedicado sobre todo a intentar legitimar la existencia de unos (u otros) determinados constituyentes últimos de lo histórico-social. En este libro, además de llevarse a cabo una reconstrucción del desarrollo de esta problemática, se esboza una propuesta acerca del sentido que cabe atribuirle a este ámbito teórico hoy, cuando la posibilidad misma de la historia se halla puesta en cuestión.