Antonio Serrado Sopena (Barcelona 1918 – Lleida 2005) tiene 18 años cuando estalla la Guerra Civil. Aunque era hijo de Monzón, el golpe de estado le sorprende en Fraga, donde está como aprendiz de barbero.
Sin saber muy bien a qué se enfrentaría, se alista como voluntario en el bando republicano, más por casualidad que por convicciones políticas, momento en el que empieza un periplo que le lleva a recorrer varias posiciones del frente de Aragón, primero en las filas del gobierno de la República y, más tarde, en las de los sublevados. Durante los tres años que dura la guerra, ejerce como barbero personal de Buenaventura Durruti, cae gravemente herido en una batalla, está a punto de ser condenado a muerte por desobediencia y pasa unas semanas preso en Trujillo.
Con un estilo fresco y muy cercano, Antonio Serrado hace en estas memorias una descripción minuciosa de cómo era el día a día en el frente de guerra, donde mezcla los hitos históricos de un hecho que ha marcado la historia contemporánea de España, con anécdotas cotidianas, dando lugar incluso a escenas hilarantes ante tanto horror.