En diciembre de 1813 la ciudad de Jaca había sido tomada a los franceses y su ciudadela rendida el 18 de febrero de 1814; Monzón había sido recuperada unos días antes y el 24 de abril capitula Benasque, siendo el último capítulo de la Guerra de la Independencia en el Altoaragón.
En tanto, en Francia, las tropas de la Sexta Coalición europea ocupan París, donde abdica Napoleón el 6 de abril, proclamándose ese mismo día rey a Luis XVIII y saliendo el 30 Napoleón rumbo a su destierro en la pequeña isla italiana de Elba.
En 1815, Aragón, creyendo alejado definitivamente el peligro napoleónico y restaurado el trono de Fernando VII en España, se recupera de los desastres de la guerra, pero esa paz se ve alterada a finales de marzo al llegar noticias de la evasión de Napoleón de Elba y su desembarco en Francia donde es acogido con entusiasmo. Napoleón entra en París, que ha sido abandonado por el rey Luis, y se proclama por segunda vez emperador, pero derrotado el 18 de junio en Waterloo por una coalición europea. Se ve forzado a abdicar de nuevo siendo exiliado a Santa Elena, isla remota del Atlántico Sur donde terminará sus días el 5 de mayo de 1821.
La llegada de Napoleón a Francia supuso el inicio de una época, conocida como de los “Cien Días”, en la que Europa y los territorios del sur de la frontera pirenaica en particular vivieron expectantes ante la situación en el país vecino y la temible amenaza que suponía Napoleón.
Por ello se intenta blindar los Pirineos formándose tres ejércitos, quedando el del Centro o de Aragón al mando de Palafox que aunque ha sufrido un duro cautiverio en Francia y tiene su salud muy deteriorada, organiza la defensa de la frontera pirenaica, los movimientos de sus tropas y la logística precisa para su mantenimiento, encontrándose con un gran problema, la situación de completa ruina material de los pueblos aragoneses tras la guerra y cuya población tenía dificultades para sobrevivir; la fiscalidad, las destrucciones y saqueos habían golpeado terriblemente a los pueblos y sus habitantes y las finanzas del estado se hallaban en bancarrota.
No obstante, Palafox se sobrepone a esa situación, divide el Pirineo Central en cuatro Distritos y reparte las tropas en sus diferentes valles y localidades para impedir una posible nueva invasión.
En este trabajo conoceremos esa organización de la frontera pirenaica aragonesa, las medidas tomadas por los gobernadores de Jaca y Benasque y algunos aspectos de la vida cotidiana de sus habitantes, que tuvieron que compartir aquellos días con algunos guerrilleros legendarios como El Empecinado o El Charro.
Sobre el Autor
Ramón Guirao Larrañaga nace en Irún, Guipúzcoa, en 1951. Estudió medicina en la Universidad de Zaragoza, haciendo la especialidad de Aparato Digestivo en el Clínico Universitario de la misma, ejerciendo desde 1978 como tal especialista en Huesca donde reside, estando jubilado desde 2020.
“Miguel Servet”, del Colegio de Médicos de Huesca en 1994 y 1996
“Antonio Durán Gudiol” del Ayuntamiento de Huesca en 1999.
“Retazos de la Medicina Altoaragonesa de los siglos XV al XIX”
“Don Felipe Perena y Casayús”
“Cien años de Cruz Roja en el Altoaragón”
“Guerrilleros y Patriotas en el Altoaragón 1808-14”
“El Altoaragón durante la guerra Realista. 1821-1823”
“Don Pedro Villacampa y Maza de Lizana, héroe serrablés de la Guerra de la Independencia”
“La asistencia Sanitaria durante los Sitios de Zaragoza”
“Anales de la Guerra de la Independencia en el Altoaragón”
“Jaca y la Jacetania durante la Guerra de la Independencia española”
“Las guerras carlistas en el Alto Aragón, 1833-1875”
“Batallas de Huesca y Barbastro en 1837 (Primera guerra carlista)”
