A caballo entre los valles del río Gállego y del río Ara se extiende un territorio ignoto para muchas personas. Un territorio antaño poblado por más de mil almas y que, en la actualidad, está totalmente despoblado. Montañas, barrancos, bosques, aldeas abandonadas y silencio es lo único que encontrará el senderista que se quiera aventurar por sus sendas, pistas y veredas. Arquitectura pirenaica, iglesias románicas y naturaleza en estado puro es lo que ofrece esta topoguía. Un territorio cercano en el espacio y lejano en el tiempo.