La Celtiberia de las fuentes romanas (celtiberi: celtas de Iberia) se pierde luego en las brumas del mito. Sobre la koiné -lengua común- celtibérica cabalga un territorio sobre la cordillera Ibérica, mordiendo al oeste la Central. Ese histórico mundo interior, identitario, lo comparten Aragón, las dos Castillas y La Rioja en ocho provincias. En esas sierras, alcarrias, páramos, valles, depresiones y gargantas hay restos del poblamiento celtibérico que, en su esplendor, superó el Ebro y los lindes de la (Celt) Ibérica, extendiéndose a etnias vecinas ("celtiberización").La romanización acabará con ello, mas quedará su condición de frontera: entre lo céltico, vascón e ibérico, Hispania Citerior y Ulterior, al-Ándalus y las "extremaduras" cristianas, entre comunidades autónomas y provincias pobladas y despobladas.