Imaginamos a Ricardo Compairé Escartín (Villanúa, Huesca, 1883-Huesca, 1965) en la cima de una montaña observando el horizonte, como lo haría El caminante sobre el mar de nubes de Caspar David Friedrich. Compairé, pionero de la fotografía aragonesa, nos descubrió el Alto Aragón, caminó por sus valles, subió a sus montañas, recorrió sus pueblos y habló con sus gentes. Y lo hizo con su cámara en ristre, retratando todo aquello que el progreso y la modernidad iban a sepultar.
A través de sus fotografías Compairé nos legó el registro de un tiempo que ya no existe; de unas costumbres, oficios, trajes y paisajes que, aunque forman parte del recuerdo, configuran un tesoro de la identidad aragonesa. Alejado de tendencias plásticas como el pictorialismo y mucho más cercano a la fotografía documental y etnográfica, se vislumbra en su producción un prisma estético cuidado y repleto de intención, así como una manifiesta dirección de las composiciones, pensadas y meditadas.
La exposición, compuesta por casi doscientas fotografías, recorre los temas más destacados de la producción del fotógrafo oscense: retratos, tipos, carasoles, pastores, mercados, paisajes, pueblos, casas, interiores, bodegones o reportajes. Y para que dicho testimonio quede registrado, se ha editado un catálogo con textos que recorren su biografía, trayectoria y aspectos más destacados de su quehacer fotográfico.