Los avances logrados por algunas disciplinas biológicas han dado pie a diversos autores para sostener que, tal como cabía esperar desde una perspectiva darwiniana, no existe una separación esencial entre hombres y animales. Sin embargo, algunos críticos ven en este intento de acercar la naturaleza animal a la naturaleza humana una pendiente deslizante que puede conducirnos desde la modesta, y quizás razonable, pretensión de rebajar el antropocentrismo de la época moderna a un abierto antihumanismo cuyas consecuencias políticas y culturales pueden ser dañinas.