Desde que Erwin Rohde publicara en 1893 su gran libro Psiqué sobre el culto y la creencia en la inmortalidad entre los griegos, el tema del alma y su relación con la vida antes y después de la muerte ha interesado a los estudiosos de la antigua religión griega. En este sentido, la importante contribución de Jan N. Bremmer a esta larga discusión académica parece tener un carácter definitivo tanto por sus procedimientos, más amplios y actualizados, como por sus conclusiones.
Con una claridad y concisión admirables, Bremmer nos ofrece en tres apartados una panorámica del desarrollo histórico de las creencias sobre el alma en la antigua Grecia: la comprensión de un concepto nada cercano a nuestra noción histórica de alma; la idea del alma en los seres vivos como algo «libre», que a pesar de pertenecer a lo individual de un ser puede volar fuera del cuerpo en sueños, en trances o desvanecimientos, y múltiple, pues no hay una sino una diversidad de ellas; y sobre el alma de los muertos, la metamorfosis del alma en el momento de la muerte, las diferentes manifestaciones del mundo de los difuntos, la relación entre alma y cuerpo en los muertos y la importancia de los ritos funerarios. En suma, Bremmer establece, muy convincentemente, la compleja visión no dualista que del alma tenían los antiguos griegos. 1