El cine mantiene con la historia una extraña relación: por una parte, desempeña un papel muy activo en la propaganda y en la seducción de las masas, como ocurrió especialmente durante el período de entreguerras; por otra, constituye un documento insustituible del pasado, al mismo nivel que los textos escritos, las fotografías o los monumentos. El presente libro analiza esta doble función del cine en dos ámbitos: la labor constructiva de los líderes y la mirada sobre los campos de exterminio nazis. De ahí, la posición fronteriza del cine entre la historia y la memoria.