Desde sus mocedades, Luis Buñuel acusó una notable fascinación por las armas de fuego. De hecho, constituyen oscuros objetos de su deseo y una «extraña pasión» (subtítulo de su filme Él) que le instarían a ser un ávido coleccionista de armas. Sin duda, el cine y las armas de fuego son dos fenómenos culturales clave que corren simbiótica y artístico-industrialmente parejos a lo largo de siglo XX. Buñuel y su filmografía representan esta conexión, puesto que para el director aragonés el séptimo arte puede ser «un arma maravillosa y peligrosa si la maneja un espíritu libre». Las armas de Luis Buñuel dilucida la vitalicia afición a las armas del realizador, su relevancia en la formación de su personalidad y creatividad y cómo le ayudaron a hacerse un maestro pirotécnico del celuloide y una figura universal del cine.