La pregunta por el rostro cinematográfico ha estado presente en gran parte de la reflexión teórica sobre el cine llevada a cabo por Béla Balázs, Gilles Deleuze, Jean Epstein, Sergei Eisenstein, Jacques Aumont o Walter Benjamin, entre otros. El rostro no es un motivo más, sino una clave teórica que ha posibilitado cuestionar al cine tanto en lo que tiene de específico como en lo que comparte con otras formas de arte y la producción estético-simbólica. En este contexto, el presente escrito ensaya una idea. A partir del análisis de las formas de construcción visual y discursiva del rostro cinematográfico, propone una lectura no monolítica de la historia del cine, donde aparecen distintas narrativas del aparecer del rostro. De ese modo, el rostro cinematográfico emerge como un artefacto fantasmagórico resultado de su ambigüedad reproductible, fantasmagoría sensible y máscara estética a la luz de la simulación significante de la materialidad cinematográfica. Un aparecer que está dotado de la inquietud del movimiento, del parpadeo de su inmovilidad.