Qué es lo que tiene el cine clásico que lo convierte en un fenómeno artístico tan especial? Por qué, hoy en día, todavía nos llaman la atención unas películas que, en muchos casos, se rodaron hace casi un siglo? Quizá buena parte del interés que, para muchas personas, siguen despertando en la actualidad los filmes clásicos de Hollywood radique en que su visionado constituye una experiencia de sentido. Y, precisamente, el constituir una experiencia que nos ofrece sentido es un punto en común que liga cine clásico y religión.
Son relativamente frecuentes los análisis que estudian la influencia del judaísmo o el protestantismo sobre el Hollywood clásico. Este libro, sin embargo, se centra en la aportación creativa católica a la época dorada de Hollywood. Muchos realizadores clásicos de primerísima fila crecieron educados en el catolicismo. Entre ellos, encontramos nombres como los de Henry Hathaway, Alfred Hitchcock y Erich von Stroheim. Los tres presentan como rasgo común moverse por unos terrenos cinematográficos que, en un principio, podríamos considerar poco permeables al hecho religioso: Hathaway es recordado como un director de westerns y filmes noir de marcada violencia, Hitchcock definió el thriller tal y como lo conocemos en la actualidad y el nombre de Stroheim ha quedado asociado a un tipo de drama repleto de elementos morbosos y escabrosos. El presente libro muestra, sin pretender que ésta sea la clave última de interpretación, cómo los valores y creencias católicos aparecen reflejados en la obra de estos maestros, y cómo algunas de sus películas pueden comprenderse mejor desde una óptica religiosa.