El juego y las apuestas han tenido 02013;y tienen02013; un peso tan notable en la sociedad vasca que ocupan un lugar destacado en su imaginario colectivo. Sin embargo, los estudios al respecto rara vez han sobrepasado el umbral del siglo XX. ¿Qué sabemos de los juegos a los que se entregaban nuestros antepasados en el XVI y aun en el XIX? José Antonio Azpiazu, el a su vocación de indagar sobre aspectos poco conocidos de la historia vasca, ha buceado en los archivos para rescatar una serie de perlas, como la interesada denuncia por propiciar el juego ilegal contra las mujeres 0201C;liberadas0201D; de Markina registrada en 1628, la prohibición del corregidor que acabó en 1708 con las luchas de lanchas celebradas en las localidades marineras guipuzcoanas desde tiempo inmemorial o la mítica regata disputada entre Ondarroa y Donostia de 1890. Son noticias relacionadas con pruebas de bueyes, hachas o carneros, pero también con el billar, los dados o los bolos. Noticias que el lector o la lectora descubrirán a menudo con sorpresa o con una sonrisa, pero, sobre todo, noticias que, en conjunto, ayudan a vislumbrar un panorama tan insólito como rico sobre una faceta de la vida cotidiana de nuestros antepasados en la que ineludiblemente han quedado reflejados sus comportamientos y sus valores.