Este libro está recorrido de principio a fin por la memoria de los acontecimientos que convierten el siglo xx en el más terrible período de la historia de los hombres. No pretende ser perspectiva ni balance, sino meditación obstinada y narración inédita de lo que, desde 1914, ha acontecido a la humanidad y más precisamente a esta idea de humanidad tan dificultosamente conquistada por los Tiempos Modernos. Trata de comprender por qué la afirmación más radical de la unidad del género humano ha podido, como su negación más fanática, producir un universo concentracionario. Mortal y mortífera a la vez, la idea de humanidad ya no puede seguir manipulándose ni pensándose inocentemente. Tenemos que defenderla y concebirla de otro modo, tenemos que cuidar de que viva y hacer lo necesario para que no vuelva a empezar a matar. Esta carga de nuestro tiempo, nuestro tiempo la asume pretendiéndose cada vez más cosmopolita y cada vez más humanitario. Pero la compasión, cuando carece de pensamiento y de decisión política, el cosmopolitismo, cuando carece de contenido, y la comunicación, cuando se vuelve abstracción planetaria, no afrontan en modo alguno los males que los hombres y la idea de humanidad han padecido. Si la relación turística con el mundo tuviera que ser el único aval de la liberación y de la realización del hombre y si, ella sola, tuviera que constituir la respuesta al espanto, entonces, tal vez no sería infundado concluir que «este siglo déspota», como dice el poeta Mandelstam, ha sido, además, un siglo para nada.